
Que toda la ponzoña
que acecha en el fango,
salga a la superficie…
Veneno
Escúchame,
y muy atentamente.
Mi querido hijo,
mis cadenas rotas,
mi gorro frigio,
mi sueño valiente,
las sombras
de mi pluma
mientras se eleva
el sol naciente,
escucha siempre
estas palabras
cuando yo te falte,
cuando me entregue
a ser raíz callada
enterrada de los arboles
cuando entre
a formar parte de la luz
y del misterio de la muerte
y sea únicamente
el color marchito
de una antigua primavera,
lo que de mi recuerdes.
Mienten,
cuando hablan
de banderas
como cárceles
de dos colores solamente
los que odian
los intransigentes
y taciturnos, esos
que de su tímido mundo
de lindes imaginarias
expulsan al extraño
y sienten orgullo,
por ser diferentes
que me digan,
desde el espacio
profundo
si quiera en un murmullo
qué fronteras se ven
y qué patrias
si se alejaran
de este punto azul
enigmático
y solitario,
y casi vagabundo,
entre unos y otros
todas las diferencias
que encuentren…
Rojo y amarillo
no son sino espectros
de una inmensa fuente,
y hay imposibles lienzos
de tonos, luces, esperanzas,
tantas
como flores silvestres.
Nace cada día en un mundo nuevo,
y aprovéchalo mientras sueñas
y hazlo más grande mientras duermes.
Mienten,
cuando su lengua disfrazada
con los aires de la verdad,
se hace alzar soberbia
como una torre imponente,
ni tienen la verdad,
patria de nadie,
que siempre irá presa
en la boca de quien la miente,
ni su soberbia
será nunca suficiente,
para demostrar que cada uno
ve el cielo al atardecer
de un color diferente.
que no te engañen
ni te convenzan
si no es con amor
pues esa libertad
ni se compra
ni se vende.
Y guárdate siempre de su odio,
del que por intransigentes,
racistas y prepotentes
hacen, necios y orgullosos
gala, en una suerte de pasión
de escombros levantados
con aires del Y tú más,
y yo menos y este…
El odio es envidia triste,
es envejecida rabia,
son sonrisas marchitadas
y calcinadas palabras…
y no comprenden,
ni lo harán jamás realmente
que somos todos frutos
de un africano hijo de la Diosa
Naturaleza, que prendió fuego
a una oscura noche, robando
a las estrellas la luz
de un horizonte ardiente,
y que es nuestro deber
acunarnos unos a otros
labios con labios
frente con frente
sin que exista línea
ni frontera que pueda verse
amándonos
como flores que crecen
más allá de las montañas
y que se necesitan sin saberse
Tristes gentes,
compadécelas,
que la vida se pasarán
odiando sin comprender
el amor puro y noble
que nace por la humanidad
por la tierra y hacia la libertad
siempre será más fuerte
que su negra lengua
ahogada en veneno;
nosotros caminamos
hacia la patria de la paz,
ellos, la caverna
de la guerra
llevan en los dientes.
Pero deja,
deja que hablen
y escúchales atento,
que vicien sus lenguas
de horror el viento
y que la máscara macabra
se deslice de sus bocas,
para que toda la ponzoña
que acecha en el fango
de sus corazones
salga a la superficie
Nunca comprenderán
que sus enemigos
son ellos solamente,
comprende tú,
que todos son tus hermanos
respeta las ideologías
salvo las que enfrenten
a los humanos
por ser diferentes
se como el color del sol
cuando amanece
y ten presente
que nadie ha de nacer
jamás con ideas de amos,
sino con abiertas manos
a la lluvia, bañándose
en un aguacero
bajo los cielos libertarios
preñadas las nubes
como un inmenso
y limpio vientre
y advierte
cuando hablen de justicia
y se les llenen las lenguas
de serpientes, que la mejor
defensa es a ellos,
como dijo aquel sabio
filósofo romano,
no parecerse.
Cierra los ojos
como un verdadero ciego
y deja fluir tus pensamientos
hasta que te encuentres,
se un Quijote irreverente,
con la bella locura
de mejorar este mundo
siempre entre tu corazón
y las plantas desnudas
de tus pies efervescentes
alzándose con blancas alas
por las sendas pintadas
de flores moradas
que vayan contra la corriente.
Vive,
vive siempre a tu manera, no odies,
que eso te hará serles bien obediente,
siéntete de todas las tierras y de ninguna,
que mañana caminaremos por la nada,
como vinimos por fortuna,
poseyendo únicamente el recuerdo
de la felicidad y de la luna.
Al que te acoja entrega tu alma
sin duda será el que la merece,
aprende a amar al mundo,
a la humanidad, y a la verdad,
más allá de las lenguas pervertidas
que te acechan y oscurecerte
quieren, en fin,
se libre, deja vivir y morir,
pero jamás permitas
que el corazón se te hiele,
al ver las tristezas
que habitan la tierra,
con mirada terrible y ausente.
Así serás libre
y podrás alzar tu vuelo,
con ayuda de tu pensamiento
y tu saber, y el querer
siempre aprender
y no juzgar, eso
hará que se levante
en ti una tempestad
que es para otros viento,
solamente, tibio y lejano,
así serás como un grano
de trigo fugitivo,
huido de las cosechas
que plantan los hombres,
para segar enferma su simiente,
aquellos mismos
que nuestro tiempo compran
especulan y venden,
aquellos que quieren
verter y encerrar
opresores y dementes,
como todos los granos
de las playas del mundo
que besa y arrulla el mar
nuestros sueños
en un colosal reloj de arena,
para controlarlo
sin entender que palpitan
que se ensanchan, que sienten
como semillas de cipreses
que han de elevarse al cielo
y que como el hielo resplandeciente
han de romper buscando las estrellas
si se les niegan,
luchando hasta la misma muerte.
Se valiente
rompe su cristal
engárzate al aire
y al puerto salado
de unos labios
que recen al amor
vuela, anida
lucha y por todos
mira a la mentira
sin odio y sin miedo
pero de frente
firmado tu padre.
enamorado
que te quiere.
ORT 2020
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