En una mota de polvo
navegan las estrellas
como nubes pasajeras
en un cielo sin fondo
Llora con un grito hondo
desde allí la terca luna
al mirarse en la laguna
oscura el blanco rostro
Sus ojos son redondos
sus manos sepulturas,
y en sus yermas llanuras
anegadas de escombros
caminan grises figuras
de los amores ausentes
con las miradas desnudas
cual fantasmales criaturas
habitando entre sus dientes
Cuantos corazones tristes
todos ellos penitentes!
Solitaria por sus salones
baja las largas escaleras
y caen lágrimas ligeras
golpeando los escalones
Reunidos en las alturas
descienden junto a su dama
que en sus pasos derrama
la flor de las sepulturas
Cantando en su lengua vieja
con voz sonámbula, dulce
sobre el aire quieto esculpe
la luna en las hojas secas
un aria de amor hacia la tierra
es entonces cuando los poetas
encuentran flotando el verso
más antiguo del universo
que su voz nostálgica encierra
mientras el coro de los grillos,
sinfónicos animalillos,
velan los sueños de la reina
de la noche
que a media luz soñando, vencida en sus tinieblas
se ha dejado las puertas del cielo eterno abiertas,
inundándose todo de estrellas.
ORT
A mi reina de la noche.