Nuestras manos
(oda a la amistad)
a mis hermanos
Allí
siempre allí
hermano
un día
en el silencio
sinfónico
de los versos
de la poesía,
cuando los años
en la palma
de las manos
como las olas
en las orillas
pasen dejando
hojas descolgadas
y amarillas
de álamos
y nieve pura
sobre las colinas
me encontrarás
allí
nos veremos
siempre allí.
No diré tu nombre
no quiero dedicar
a los ojos
las sonrisas,
ni hacer sufrir
a mi corazón
para que finja,
que intenten
otros convertir
una mentira
en amor
y un sueño
en una vida
basta con decir
y recordarte
el sol naciente
y la soledad perdida.
La amistad
en honor a la verdad
es una tierra
por la que jamás
solo se camina;
un ya nos veremos,
un abrazo,
-no importa el tiempo-
sin una despedida
y yo no quiero alzar
las banderas
de las patrias
que por falsas
están extintas
sino levantar
las persianas
y las cortinas
y enfrentar el sol
con nuestras mejillas
para que queden
bien escritas
tantas tardes
los recuerdos
de tantos días
en las palmas
de nuestras manos
en sus líneas
y pintarlas
como un rumbo
sincero
como una ruta
infinita
para que un barquito
velero
de sueño eterno
y de tinta
siga navegando
mirando al cielo
cuando ya no estemos
cuando seamos cenizas.