Que los ojos
sean los labios
y los labios,
el corazón
y el corazón,
el pueblo
y el pueblo,
el universo
y el universo,
la paz
y la paz,
el cielo
y el cielo
sin el velo
de la tormenta
y de los miedos.
Los hombres libres
las fronteras rotas
las cadenas al hombro
como fieras rosas,
para que nuestros labios
en un solo segundo
sean los sabios
de un bosque profundo
y con los pulmones
de la tierra
y un amanecer rotundo
arrojen con el viento
las tinieblas,
y las guerras del mundo.