El fantasma del ejército del Ebro
que aun anida en los páramos de España
anda alzando, proclamando tu nombre
como la bala de un fusil furiosa
como las alas de un ave ansiosa
que busca resurgir de entre la tierra
como flores en la primavera lluviosa
¡revolucionaria! ¡enorme! ¡preciosa!
¡Que levanten el pueblo de voz opresa
y las mujeres de cabelleras valerosas
tu legado con la fuerza sonora! poderosa!
De las cadenas que se rompen y en arena
se derraman en las manos de las obreras
que con la lucha resisten victoriosas!
Tú que empuñaste las ansias de las madres,
de las irredentas, las hambrientas, las hastiadas!
tú que te alzaste y al cielo gritaste: ¡Universo!
cuando los verdugos decían: ¡Alambradas!
Tú que fuiste una de un todo que vibró
con la fuerza de una lucha que nunca acaba
enarbolando eterna la bandera revolucionaria
y abriendo camino, arrancando la oscuridad
de los ojos de todo un pueblo que callaba
Montseny irredenta! libertaria!
jamás caerán en el olvido tu voz! tus palabras!
y así los fantasmas tornados en cuerpos
reales de los ideales de las almas
de todos los que por la libertad luchan
por la libertad sueñan
y la libertad aman
llevarán tu nombre prendido en el corazón
con un nudo ardiente de esperanza
Porque el pueblo por entero no te olvida
Montseny, hija irredenta de las madres
que con orgullo cada día se levantan!
diciendo, gritando de una vez,
en una sola voz:
BASTA!
Ort