Como aman los planetas
a sus estrellas, en danza astral,
atrayéndose como dos lenguas.
Como atraviesa la luz eterna
el camino oscuro del espacio
hasta hallar sobre la tierra
unas amapolas que recojan
como labios, entre el trigo,
reinas, de los astros la belleza.
Cayó en mi alma esa certeza
como un puñado de semillas
que el viento suave esparce
y hacia mi corazón las lleva,
una verdad sonora sin ausencia,
un amor eterno que silencia
las heridas de la vida, borrando
con su abrazo caliente la tristeza
iluminando tus besos
como si hogueras fueran
por completo la noche
oscura
de mi existencia.
Ort
Te quiero Elena,
Mi eterna estrella,
mi precioso astro,
que tanto me iluminas…
Pd: Cuadro pintado por la gran María José Bonillo, que allá en las estrellas sigue imaginando astros.