Que noche más preciosa para escribir versos!
dentro de mi cuarto retumba
el sonido de la lucha entre las nubes y los truenos.
Querido paseante por estos renglones secos,
Hoy tímidamente comenzó lloviendo,
a veces un respiro y el sol al cielo se encaramaba.
Un zarpazo de su espada y el arcoíris.
Después de golpe la nebulosa luz encapotada,
y ahora dentro de los dominios de la madrugada
cuando mi calle -casi- toda duerme
y en hilos de enredaderas transparentes
felices –¡grandioso sueño!- se mojan las almohadas,
un relámpago aúlla
espolvoreando pequeñas gotas de agua,
la lluvia allí en lo alto se empeña en dormir
y estas, valientes y enamoradas, de los gatos
que ¡por los dioses! no quieren acabar calados,
se empeñan en caer haciéndoles gruñir
y se ríen de ellos para fastidiarlos.
Así canta la tormenta
y se deleitan los poetas trasnochados.
Entre el son inquieto de la lluvia,
¡que a los cielos por vivir renuncia!
y el olor de sus silencios encantados .