No hay cosa que más terror me dé,
que ver una sonrisa estampada en un rostro
que te mira con los ojos vacíos…
El orgullo que se alimenta con la vanidad
acaba en el desprecio.
Benjamin Franklin
Almas vacías
ojos fríos y lenguas silenciosas,
veo mi sombra reflejada en los colmillos
de las personas que afilando los cuchillos
me rodean con sonrisas tenebrosas
Mucho desprecio
y ruina esconden algunas miradas mentirosas
tan demolidas están ya por la avaricia y el orgullo
que creen que el camino es patrimonio solo suyo
y no dudarían vender al diablo sus almas ambiciosas
Pero son humildes,
se definen así por el ego que su mente encierra
pero violan la humildad y la secuestran
una y otra vez sus labios hacinados de soberbia
la violan hasta mancharla con la miseria de su lengua
esos ojos vacíos, que solo ven objetos
y esas lenguas… como serpientes
entre las tinieblas, entre esqueletos,
esas almas… podridas y desiertas
Si ellos quieren poseer el cielo,
-nunca será suyo-
para ellos, yo me voy hacia abajo
hacia debajo de la misma tierra
no me duele ser un clandestino
ataviado de harapos de flores,
y saltando de sierra en sierra
que los ojos que algunas veces se ven
solamente un tenebroso vacío encierran
yo me voy con mi gente
y allí les dejo que ardan
como arden solitarias las selvas muertas
Por corazones
yermas y vanidosas piedras
y por amor…
su amor propio claro,
y que no les falte nunca,
que se ahoguen en él
sus lenguas negras y sedientas.
A mí me verán
Con una sonrisa en los labios
Libre, insurrecta,
y con la camisa rasgada
para que disparen, bien abierta.
Ort
La soberbia nunca baja de donde sube,
porque siempre cae de donde subió.
Francisco de Quevedo