Sueños de Luna

 

 

Con un orgullo enorme y azul, como el cielo, quiero presentaros a mi tocayo Manuel, a traves de las palabras apasionadas que le dedica su padre Santiago Losa, mi poeta mi amigo, mi hermano.

Santiago, Manuel, Miriam, ¡Larga vida a los tres!

que los besos y el amor sean, vuestro pan de cada día.

un abrazo, brindo por estas preciosas palabras…

 

 

 

Me desperté soñando
que me dabas la vida
que estabas aquí, que habías llegado.
Ese sueño dulce
estaba mamando.
Alumbraste mi oscuridad
solo con una mirada.
Logras calmar mi ira,
dejan de sangrar mis heridas,
lo más bonito de mis días,
solo con olerte
mi corazón se hace más fuerte.

 

¿Y a mi vida? Que cantarle a mi vida,
si tu vientre me ha regalado
lo más grande que puede haber,
Un trozo de ti, un trozo de mí,
una vida de los dos.
Precioso, perfumado,
con un genio fuerte
y de tez aterciopelado.
Ni decir siquiera
que de ella estoy enamorado
desde el día que la vi.
Niños éramos, destinados
a una vida juntos,
destinos que se cruzaron
para nunca separarse.
Ella me regaló su cuerpo
para que mi semilla yo pusiera,
ni aunque mil rayos cayeran
lograrían separarme de mi niño
y de mi doncella.

 

                Santiago Losa

Si me llamas

 

 

Todos los caminos llevan hacia nuestra Macha. Nuestra tierra siempre nos reclama con la humildad callada de un viento frio sobre los labios del alma, y con el llanto de los paisanos que forjan las tormentas de esta tierra. Somos sus esperanzas y su oscura parca –no la dejemos morir-. De sus carrascas y encinas somos enamorados,  de sus sueños somos labradores, los tiernos amores de su luna y de su sol los porteadores. Levantamos alto, muy alto su nombre y allá donde nos lleva el viento, lo lanzamos para verlo volar y sentirnos orgullosos de todos sus rincones.

 Es y siempre será nuestra casa, la casa donde el mar se alza sobre la tierra y las estrellas caen sobre campos de amapolas y cebada. De cada uno de nosotros, un humilde rincón donde reencontrarse con el pasado, el presente y las sonrisas de nuestros camaradas. Es nuestra casa, nuestra flor de tantas añoranzas, la niñez de nuestros corazones, el hoy de nuestra lucha y nuestro amor, y el mañana de nuestras piernas envejecidas y cansadas.

Este poema es un canto libre hecho por dos almas enamoradas a La Mancha, pero no se equivoquen, de todos y para todos son sus palabras, pues todos nuestros hermanos saben que la patria es de quien la siente, y de quien le canta,  su nombre el corazón nos agranda, y la llevamos siempre con nosotros, con la cabeza bien alta.

Ella es una morena esperanza! nuestra tierra es la más bella, por eso, mis queridos hermanos,  Santiago y yo os dedicamos estas palabras…

           I

 

Aquí vengo

viejo pájaro

a demostrarte

mi sangre roja

de paisano

y de trillero

y de amante

y caminante

de los llanos

 

Manchegos

hermano…

 

Aquí vengo,

me llamaste

y de sobra sabes

que vivo enamorado

de mi tierra, del vino

y su atardecer cansado

y aquí me tienes,

sembrando versos  vengo

y recogiendo voy

los que otros plantaron

 

A dejar la cosecha

sobre los pies

de los pinos altos

y a sonreír contigo

y a recordar lo andado

 

Cuantas sendas

Don Santiago,

y cuantos cigarros

ya quemados

entre letras

y palabras unas,

otras por bulerías,

y otras simplemente

por ver al sol quitarse

la máscara de luna

y reírse de descarado

 

He venido a que me cuentes

de árboles solitarios

coronados de trigo verde,

a que me hables

del llanto de las nubes

y de ese olor del campo

cuando esta mojado

 

A recitar historias

entre la lumbre

calentando de nuevo el pasado,

el presente son estos versos

y el futuro es quizás la esperanza

de todo lo que amamos…

 

Salud y rebeldía Don Santiago,

un corazón te escribe atentamente,

una semilla de esta tierra

de ojos marrones y tostados,

y no olvides

que si me llamas

aquí vengo

viejo pájaro

a demostrarte

mi sangre roja

de paisano

y de trillero

y de amante

y caminante

de los llanos

 

Manchegos

Hermano…

 

 

            II

 

No olvidaré esta madrugada

donde a La Mancha pregunté

si estaba enamorada

de tu noche de tu luna

de nuestra ardiente y vil locura.

 

Como bien sabes gitano

es largo el camino andado

y nunca terminará la senda

de caminar contigo hermano

Entre chato y chato la vamos andando

y ni rupias ni ducados vamos pagando.

 

Nuestra riqueza la palabra

nuestra arma el grito y el llanto,

llanto de la tierra que te llora

cuando por ella no vas andando,

y grito de desolación y castigo

cuando tu compadre te está llamando.

 

Y sí, nuestro corazón rojo

Y el alma envenenada

nunca dejarán nuestra tierra

triste y desolada.

A Manuel espera pronto

Y la victoriosa llegada.

 

 

Manuel Ortega / Santiago Losa