
Todos los caminos llevan hacia nuestra Macha. Nuestra tierra siempre nos reclama con la humildad callada de un viento frio sobre los labios del alma, y con el llanto de los paisanos que forjan las tormentas de esta tierra. Somos sus esperanzas y su oscura parca –no la dejemos morir-. De sus carrascas y encinas somos enamorados, de sus sueños somos labradores, los tiernos amores de su luna y de su sol los porteadores. Levantamos alto, muy alto su nombre y allá donde nos lleva el viento, lo lanzamos para verlo volar y sentirnos orgullosos de todos sus rincones.
Es y siempre será nuestra casa, la casa donde el mar se alza sobre la tierra y las estrellas caen sobre campos de amapolas y cebada. De cada uno de nosotros, un humilde rincón donde reencontrarse con el pasado, el presente y las sonrisas de nuestros camaradas. Es nuestra casa, nuestra flor de tantas añoranzas, la niñez de nuestros corazones, el hoy de nuestra lucha y nuestro amor, y el mañana de nuestras piernas envejecidas y cansadas.
Este poema es un canto libre hecho por dos almas enamoradas a La Mancha, pero no se equivoquen, de todos y para todos son sus palabras, pues todos nuestros hermanos saben que la patria es de quien la siente, y de quien le canta, su nombre el corazón nos agranda, y la llevamos siempre con nosotros, con la cabeza bien alta.
Ella es una morena esperanza! nuestra tierra es la más bella, por eso, mis queridos hermanos, Santiago y yo os dedicamos estas palabras…
I
Aquí vengo
viejo pájaro
a demostrarte
mi sangre roja
de paisano
y de trillero
y de amante
y caminante
de los llanos
Manchegos
hermano…
Aquí vengo,
me llamaste
y de sobra sabes
que vivo enamorado
de mi tierra, del vino
y su atardecer cansado
y aquí me tienes,
sembrando versos vengo
y recogiendo voy
los que otros plantaron
A dejar la cosecha
sobre los pies
de los pinos altos
y a sonreír contigo
y a recordar lo andado
Cuantas sendas
Don Santiago,
y cuantos cigarros
ya quemados
entre letras
y palabras unas,
otras por bulerías,
y otras simplemente
por ver al sol quitarse
la máscara de luna
y reírse de descarado
He venido a que me cuentes
de árboles solitarios
coronados de trigo verde,
a que me hables
del llanto de las nubes
y de ese olor del campo
cuando esta mojado
A recitar historias
entre la lumbre
calentando de nuevo el pasado,
el presente son estos versos
y el futuro es quizás la esperanza
de todo lo que amamos…
Salud y rebeldía Don Santiago,
un corazón te escribe atentamente,
una semilla de esta tierra
de ojos marrones y tostados,
y no olvides
que si me llamas
aquí vengo
viejo pájaro
a demostrarte
mi sangre roja
de paisano
y de trillero
y de amante
y caminante
de los llanos
Manchegos
Hermano…
II
No olvidaré esta madrugada
donde a La Mancha pregunté
si estaba enamorada
de tu noche de tu luna
de nuestra ardiente y vil locura.
Como bien sabes gitano
es largo el camino andado
y nunca terminará la senda
de caminar contigo hermano
Entre chato y chato la vamos andando
y ni rupias ni ducados vamos pagando.
Nuestra riqueza la palabra
nuestra arma el grito y el llanto,
llanto de la tierra que te llora
cuando por ella no vas andando,
y grito de desolación y castigo
cuando tu compadre te está llamando.
Y sí, nuestro corazón rojo
Y el alma envenenada
nunca dejarán nuestra tierra
triste y desolada.
A Manuel espera pronto
Y la victoriosa llegada.
Manuel Ortega / Santiago Losa
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