Que de profundas heridas
hierve el corazón a veces,
y que con otras se congela,
pareciendo que a menudo
y para siempre el mundo tirita
y el infierno nos sobrevuela
con alas tan pesadas como cadenas.
Que en el camino
se cruzan plantas venenosas
que parecen azucenas,
serpientes que otros dijeran,
con mirada embustera
que son simples enredaderas,
manos extendidas
como garras fieras
y atardeceres que no se disfrutan
sino que queman.
Que todo esto es la vida,
un pozo oscuro de recuerdos,
donde al fondo brilla una vela,
pero que tiene el poder de reflejar
la luz del centro de la tierra,
y más allá de tantos llantos
y tantas penas, quien no vive
no yerra, quien no sonríe
no abre sus puertas
y quien no ama
jamás alcanzó las estrellas.
Y si me dijeran,
¿Tu Patria?
Mis libros, mi familia,
mis amigos, mi música,
la luna llena que aun
no tiene fronteras,
¿tu sueño?
Unos ojos,
que todas las mañanas,
observándome
como se mira un despeinado templo,
inocentes y tiernos
a mi lado se despiertan,
¿y qué hay de tu felicidad?
Bueno, sé de una asturiana
que hace miel de mis tinieblas.
¿Y algo por lo que luchar?
Sin dudarlo la libertad
por encima de todas las cosas
que hay encima de esta mesa,
tan llena de todo que a veces
y sin que nos demos cuenta,
algún maldito idiota se la lleva
Por eso
y a riesgo de ser demasiado sincero,
he de decir que os quiero,
antes de que todos,
por una cosa u otra,
de una u otra manera,
nos vayamos a la mierda.
Que aun no fabricaron tantas balas como besos se dieron
en toda la historia en que la humanidad caminó sobre la tierra.
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