Es un océano, la melancolía.
Un cuaderno en blanco, abierto.
Un gusano de seda hambriento
nostálgico por la verde hoja,
enterrado por el marrón presente,
licenciado triste entre las mariposas.
Es un océano, ese sentimiento,
que arrastra cuanto toca
hacia el corazón, y que se desboca
en el recuerdo perdido de las horas.
Es un océano.
Un océano que en los ojos desemboca
en los ojos, un océano
interminable de sombras,
una rosa que jamás se abre
delirante y esclava
del rojo carmesí de su tristeza,
la melancolía, enamorada
de la ceniza de la belleza.
unos ojos náufragos,
en un océano lleno de fantasmas
y de tinieblas.