Como una última broma
que repentina prometen
los que una gran sonrisa
llevaron siempre por flor
en la solapa de su camisa,
te marchaste, y tu muerte
llegó como una puñalada
de besos derramados,
como un golpe frio
gélido y helado de la brisa,
sin advertencia, sin prisa,
pues no tienen urgencia
las personas infinitas,
los que una eterna huella
han dejado en las comisuras
de los labios, pequeñitas
de tanto reír, ahora tibias
ahora huérfanas, amarillas
como una rosa marchita
dejando seca la tierra
de llorar, convirtiéndola
en dura arcilla negra,
¡pero que grandeza
hay en la tristeza que dejas!
qué campos de recuerdos
y de anécdotas, qué cosechas
que se repetirán en sueños
mientras nuestros abrazos
y las risas y las miradas
sin hacer caso a la muerte
cariñosas, vívidas, volarán
sin que nos demos cuenta.
Felipe, amigo, qué tierna
tuvo que ser la parca
contigo para merecerla
que hasta ella sintió pena
de la alegría que dejas.
no habrá jamás en el mundo
poeta que justicia le haga
a ese inabarcable poema
que fue tu vida a ese viaje
que manchan ahora
una a una mis lagrimas
pero que no dejaré
que enturbien mis letras,
hoy los vinos rosados
son algo menos brillantes
y las sonrisas más serias
sin ti, sin ese amor
sin ese resplandor
que se ha llevado dios
y que ahora nos deja
el corazón partido en dos.
Pero no hay noche
que sea eterna, ni luz
que no la asombre,
ni pena que mil años dure
y volverá a florecer
de entre las tinieblas
tu alma junto a la nuestra
en las bocas y las lenguas
herederas del cariño
que dejaste
y que ahora no aciertan
sobre el tristísimo suelo
a hacer callar las penas.
No habrá lento olvido
que pueda hacer borrar
aquella querida cerveza
que nos debemos
mientras todos
los que te hemos amado
uno por uno
nos vayamos encontrando
contigo a las puertas
de los cielos
entre las nubes
bajo las estrellas.
Hasta siempre amigo
marcha con la cabeza alta
el corazón valiente alzado
y la mirada resuelta
que amor y solamente amor
nos dejas.
Hasta siempre Felipe
adiós.
vuela.
guardo un lugar
en mi mejilla
solo para ti
que siempre te recuerda
para cuando nos veamos
y alces tus brazos
y me llames
con aquel tono
burlón y cariñoso
y tu sobrino acuda
para contarte una eternidad
y pedirte felices cuentas.
adiós.
Lleva corona de gloria
Coge el revuelo del desvelo por amores
Cuando el rodar de la noria
Tapó con velo todo aquel cielo de colores
¡Ay Campanera!
Es el amante que espera…
Muy bonitos todos
Me encantan