En el tren de la ausencia me voy…
Con sus lágrimas aún en mi camisa
y ese último abrazo ya perdido
en la inmensidad del olvido.
Con las alas quebradas, escupiendo
sangre, aterradas ante la brisa
y el corazón antiguo pudriéndose
en un arcón, convirtiéndose en ceniza.
Allí en un mundo parido de belleza
huida, seca por un sol sin alba
y una noche que me ha robado el día
subo a este tren fúnebre y blanco
que me lleva al entierro de un amor
que quise yo más que a mi propia vida.
Por el camino los árboles quemados,
muertos, con sus ramas me acarician
y las flores que se abrirán me animan
y los pájaros llorando me consuelan
y sobre mi cabeza el universo,
que me mira, me dice callando
que coja de su pecho un lucero y beba
y me embriague con su luz para la despedida
Recordando ya por última vez
unos ojos, una sonrisa
que ya sobre el pasado
como una nebulosa
caída a la tierra mezquina
desde los abismos del cielo
a la nada se precipita.
Ort.
Somos nubes que el viento apartó
somos piedras que siempre chocaron
gotas de agua que el sol resecó
borracheras que no han terminado.
Que dura y elegante.
Muchas gracias neo, un saludo grande