Se me clavó fijo tu andar
yo no se sobre qué día
o en que lenta noche.
Despacito ibas caminando por el borde
de la Luna,
como una enredadera de verde bronce
de esas que visten,
de antiguos los palacios.
Como un gato atento,
tus piernas;
hacia los placeres del vino
y de las estrellas.
haciendo creer que es camino
a el encharcado cemento
tu tacón de largo lamento
fundía el suelo de barro con el viento.
alfombras que sus pies cruzaban,
enzarzándose en los círculos
que creaba el agua.
parecía retumbar el mundo,
y su espalda
se me fundía en los ojos
y me arrancaba el alma.
su sombra de dama, su pelo
su piel… jugando,
a dejar su aroma por donde pasaba
que yo la dejo clavada
esa figura en mi mirada,
suave, la dejo caminando
por las noches doradas del alma
ese andar selecto,
debajo de la lluvia, por las aceras
saltando los lagos de las plazas.