La vida,
precioso sueño.
¿No es así?
No. O sí…
Que se lo digan a aquel
al que ante el bajo sol
de octubre abre los ojos
a las alas del carmín.
O al niño infeliz
que en su pobreza
se deja la inocencia
en intentar sobrevivir
Cuesta decidirse
cuando hay tanta miseria
y tan poco porvenir
cuando el hombre libre
se olvidó que es esclavo
y es lacayo servil
de los insaciables antojos
de unos cuantos mercaderes
que asaltaron la tierra
a fuerza de pagos en oro
por balas y poder vil
en los escombros
de un sistema soñado
que jamás ha existido
nos hacen a todos vivir
comiendo de sus despojos
bebiendo envenenada
su agua, que no nos hace oír
el llanto miserable
tras la pared, ahí,
ante tus ojos, en nuestras manos
manchadas sin saberlo de sangre
y agonía de la mitad de los hombres
y mujeres de la tierra,
nuestro verdadero país,
donde millones de habitantes
se agolpan a las puertas
del comercio de la carne
subastada del trabajo
atando el yugo al palco
del imperio del reptil.
¡Esclavos!
hay que resistir!
Esclavos,
hay que sobrevivir
a este enfermo mundo
y bajo las alas del carmín,
que es la verdadera libertad
esa que no tiene en el horizonte fin
donde la esperanza no existe
porque el mundo es justo
y hay ante nosotros un brillante porvenir,
volar volar y volar
hacia la verdad del ser,
y romper las cadenas al fin
que la libertad no es esto!
despertemos todos!
y sonoros como las olas
arrastremos a la arena
la miseria de la guerra
el hambre de tener,
y la enfermedad de fingir
limpiando el corazón muerto,
dejado cristalina el agua del mar
y embarcándonos en los sueños
que el sol de octubre susurra
a los hombres y grita a la naturaleza,
oír, que al morir el invierno,
el astro que llega vendrá
con la promesa de la primavera
floreciendo las amapolas
donde el poderoso las destierra, allí
en los campos en las sierras
en las ruinas en las venas
de la humanidad. Sí.
porque la vida
es un precioso sueño
que siempre renace
¿no es así?