Dejé astillas
en los corazones rotos
y a la luna
en el río de estrellas purpura
de la media noche,
siempre mirándola.
Dejé ahogado
en tu rumoroso sueño
la madrugada después,
y en la corona de arrecifes
donde duermen los naufragios,
me deshice contemplándola
con silencioso amor desterrado.
a ella,
abrazando sus pasos
dejándolos sobre mi volar
tocando con su dedos
mi piel suave, que ella,
a cada paso hacia temblar.
Pero como el alma de un clavel
que con el viento se pierde y se fuga
como la llama que se apaga
y la ola que borra con su espuma,
te has llevado la senda
que marcó sobre mí su corazón,
mi hogar… y está llorando la luna…
Compartí con ella
el latido de sus pasos,
la violeta luz de la aurora
sobre nuestros labios,
una y otra vez juntándose,
una y otra vez
soñando siempre a encontrarse.
Su aliento te has llevado.
Ella ya se fue,
y yo sigo aquí esperando,
jugando con la imaginación
a ver su mirada retornar
y sus pasos sobre mí volver…
Le dijo la playa al mar
cuando las olas robaban de la arena
los pasos de una muchacha morena
de la que se enamoró al besar…
Ort.