Sonoras rompen
en ellos
las olas del corazón
y las ansias de paz.
Como cientos de miles
de soldados de segundos
Esperan a ver despuntar
el carro de la aurora,
y su manto celeste y morado
sobre sus viejas armas
cansadas de esperar
A la guerra van
sus moradores
cruzando el mar
junto a los cañones
los caballos
y los tambores.
a enfrentarse van
el ejercito de vagabundos
exiliados y desertores.
Protegidos van
por el alto mando de las flores.
En una mejilla
la tiniebla azul de los cielos,
y sobre sus pies
las cadenas de los dioses.
Armada solo de voz
la patria de los desertores
mis queridos compañeros
en nuestro camino llevamos
la lengua de la noche soñadores!
Estos soldados
legionarios de la luz
la humilde amapola
y el clavel,
En la mano llevan
los ojos del señor
que son de hiel,
y en la otra mano
deshojada,
por el mundo van regando
la flor del laurel.
Andan al compás sereno
de una silenciosa luna
llena de luceros,
amantes diestros
y quietos cancerberos
asomados al firmamento.
Y los ojos
de los guerreros
unidos todos
en solo dos
como las dos velas blancas
de su velero,
miran a la noche de frente,
entregando el corazón al cielo.
Su aliento desnudo
entre las nubes de hielo
sueña conquistar
la luz para los hombres,
y para el mundo entero!
La libertad
de las hormigas,
y para el hormiguero.
A la guerra van
sus moradores
cruzando el mar
junto a los cañones,
caballos y tambores
A enfrentarse van
a luchar
para dar al pueblo,
lo que es del pueblo y despojar
a los señores de su oro
y al Cesar de su hogar,
ese de huesos y calaveras.
de su corona de sangre
ante la aurora de las llamas,
para que el sol pueda renacer
y la luna llena vuelva a brillar,
volviendo a servir a los hombres
de antorcha para soñar.