A pepe, por su inestimable don de querer saber, de querer encontrar, de querer soñar la verdadera certeza que se nos descubre ante nuestros ojos, y no querer ser, al igual que yo; cordero de un pastor sanguinario y mentiroso…
Ort.
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Pero el Señor dijo:
«ve hacia el diablo».
El Señor dijo:
«ve hacia el diablo».
Dijo que fuera hacia el diablo.
En ése día.
Nina Simone Sinnerman
Que se cierne sobre España
que se cubre sobre España,
la cruz, sobre esa hoguera
que se tuerce, pecadores,
que se tuerce.
la mano derecha del señor
se tuerce,
se nos viene el garrote al cuello
y la izquierda,
el sueño de Marx
de Víctor y el Che revientan
Estallan con la humanidad.
Se pierden, en esa nube
nos lo niegan,
nos lo destierran!
La cobarde religión
de los hombres, bien firme
y derecha
que no sabe de la humildad.
Vi enterrarse cañones,
a veces,
a veces vi susurrar la mar
yo sentí cantos,
de libertad
porque sé
de su turbio cielo
y de sus perros
los hombres
envenados,
ciegos sin corazón
miren, yo me voy
con mi pecador caminar
a oler la mas profunda
esencia de las libélulas
y las mariposas fugitivas
que huyeron de su paraíso,
augusto destierro el nuestro…
¿verdad?
Claman apestan mienten
las mentes
que se inventaron un sueño
mirando a las estrellas…
Las que se inventaron un sueño
mirando a las estrellas…
Gracias a dios
no tengo más padre
que el que el sol me dio,
y la lluvia
y el viento
y esta tierra maravillosa,
pues no existe más dios
que sus hojas enredadas,
viendo palidecer el sol,
¡El sol!
¡Mi sol!,
¡Gracias al infinito rodar del universo!
¡Que pequeño soy!
¡Que pequeños somos!
¡Que grandes se creen!
Mis dioses
son más grandes que el suyo
mi patria
más grande
que su misma vida,
al igual que la mía…
que sabrán ellos,
dime que sabrán ellos
de los pecadores,
¡tu!
¡el único pecador!
¡que reniegas de la vida
bebiendo
de las mismas cascadas
que nos negó tu señor!
Pero lo se,
se que tu señor nos condenó,
sí, nos desheredó,
o al menos,
pudo matar al hombre,
y lo mató,
pudo dividir al hombre,
y lo dividió
para no perdonarlo,
para quemarlo,
como se quemaron tantos libros
con su pequeña
o su inmensa parte de razón…
¡Como tantas vidas,
y tanta inocencia
que convirtió en cenizas tu señor…!
Y se lo que dirás,
lo sé.
Pero el único camino
que yo escogí
fue el de la humanidad,
y no el de los dioses,
que prometen
el cielo, ese falso despertar,
pues yo despierto cuando veo
al sol salir,
a la luna brillar,
y bebo igual de la luna
que de los placeres
de la vida
que en mi mano están.
Bebo del amor,
bebo del agua salada
y triste de mi siglo
sin esperanza
pero jamás diré
y obligaré soñar!
Jamás renegaré
de mi humanidad.
Su voz es su voz,
pero que sea solo la suya
pues a mi
como para una tortuga
varada entre los océanos,
no es patria una isla
sino la mar…
Ort