Por los que estuvieron
por los que están
por los que vienen
y los que llegarán
a esta tierra triste
que de amanecer al nacer se viste
y con el atardecer cadáver se va.
Todos,
que no falte ni uno solo
de los que vendrán
sin un te quiero,
ni el amor se quede
sin el atrevimiento
de la candela viva
cuando le sopla el viento.
Que oscura la desdicha
se vuelva caliente aliento
celebrando la ausencia
de la vergüenza
de las costas y las verjas
donde se abre la carne
y se siembra el sufrimiento
de los ahogados desnudos
con los ojos abiertos.
Aquí está mi patria
que es toda vuestra,
que errantes somos
Todos.
Hijos,
nietos
de emigrantes eternos
de las eras viejas
de los lejanos ecos
que narran imperios
caídos y pirámides
roídas de viejos pueblos
que derribó el tiempo
dejando el esqueleto
empeñado en gritar
desde su sepulcro de silencio,
que de allí la vida invencible
derrotada se tuvo que arrancar.
Así nos devorará el olvido
como devora a una hiena un caimán.
Que no hay nada eterno.
Abrid las puertas
y que comience la vida a respirar.
Mañana serás tú, quizás,
el que tenga que partir
y el que tenga que llorar
quien sabe donde
en que patria o lugar
perdido en tierra extraña
bañado por qué lejano mar
Siendo todo lo que des
lo único que recibirás.