La margarita negra

 

 

Un cuerpo muerto

en un cementerio de claveles

donde florecen calaveras

es mi amor

que va llorando

tocando con los dedos

las adormideras

y desde un desierto de cariño

donde me hallo,

escribo,

aquí

donde únicamente crece

una margarita

por entera negra,

sobre la tierra

patria vacua

del poeta.

 

He de regarla

con las lagrimas

de mi tristeza

para que no se me muera,

para aliviar mi pena,

y calmar mi dolor

que se enreda

buscando la luz

como un blanco girasol

en una oscura senda.

 

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