Pequeño prólogo…
Ella durmiendo, yo soñando despierto y el reloj sin pausa restando una a una las estrellas de la noche hasta el amanecer. Es entonces cuando mi imaginación se eleva con los versos y las agujas del tiempo sobre un carro tirado por segundos desbocados y pegasos alados hacia lo mas profundo de la nebulosa de sus cabellos, esparcidos como astros brillantes sobre la almohada, mientras mis puplias estallan en brillante sueño, absorbiendo como agujeros negros lo que ven, y lo que jamás verán… ¡Gloria a la imaginación, que entrega alas enormes a la realidad…
Uno,
dos,
tres,
cuatro,
el reloj es un sitar
cinco
que hace vibrar mis huesos
seis
con plicas alargadas
siete
agujereando la partitura del mar
ocho
sueño que sueño solo
nueve
quiero, que quiero mirar
diez
el camino precioso
once,
del muerto que por amor
Doce!
vuelve a despertar!
trece,
En una playa
catorce
no queriendo recordar
quince
los fantasmas de la soledad
dieciséis
está tendido, ¿Qué vera?
diecisiete
El reloj se ha detenido?
dieciocho
No,
que es mi corazón
que quiere suspirar…
Sístole!
diecinueve
Diástole!
veinte
No pares de contar!
veintiuno
Sin cadenas.
veintidós
sin esperar
veintitrés
a la ola que viene
veinticuatro
junto a la arena a brindar
veinticinco
por la imaginación huida
veintiséis
junto a las huellas
veintisiete
del caminar
veintiocho
de una blanca tez
veintinueve
que cuando cierro los parpados
Treinta!
me viene a besar!
treinta y uno
Sus ojos son profundos
treinta y dos
eternos como lagunas
treinta y tres
negros sin final
treinta y cuatro
que hacen suspirar
treinta y cinco
por lo que uno tuvo
treinta y seis
y dejó escapar!
treinta y siete
Por eso soñamos
treinta y ocho
para recordar
treinta y nueve
recordar y recordar
cuarenta
la estela de fresa de los lunares
cuarenta y uno
de las espaldas que volando van
cuarenta y dos
junto a dos pupilas afanadas
cuarenta y tres
en mirarla, ¡En mirar!
cuarenta y cuatro
Sujetando dos bocas
cuarenta y cinco
que por amor van a estallar!
cuarenta y seis
Con sus lenguas
cuarenta y siete
jugando a devorarse
en cuarenta y ocho
segundos de eternidad
en cuarenta y nueve
suspiros que se van a quebrar!
¡Y con cincuenta
besos que traen las olas
y cincuenta y un silencios
que no paran de hablar…
cincuenta y dos nubes
blancas navegando están
cincuenta y tres velas
que han parado
por un instante de respirar
cincuenta y cuatro
al escuchar su voz
cincuenta y cinco
bajo las sabanas del aire
cincuenta y seis
con alas de fresa y sal.
cincuenta y siete
Sobre la almohada
cincuenta y ocho segundos,
pasaron mirándola ya
cincuenta y nueve van!
y yo, el único despierto
sesenta
siento que no quiero despertar…
Por eso
respiro profundo ahora
y digo uno,
y vuelvo a empezar
Wow. Me ha encantado, no podía parar de leer y leer.
Muchas gracias :)))))) un minuto a través de la imaginación da para mucho!! jejejeje un abrazo
Pues si jajajaja, otro 😉
Fantástico!!Saludos Cabecitaloca