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Antártida

FGH03577


 

Atrapado.

 

El hombre, consumido en el hombre.

libertad y condena, esperanza y desierto.

Con sus pies se sostiene sobre la tierra

con su imaginación se eleva hasta el cielo.

Lo moldea la vida cual barro en arena y viento

lo destruye lo que ama, lo encarcelan

sus propios sentimientos.

 

Encadenada.

 

La noche atrapada en el día

sombra y luz esparcida sobre el sueño de la vida

unos coleccionando el brillo moreno de los luceros

cuando se cubre de oscuridad la tierra que gira

otros imaginando sus fantasmas en los cielos

azules cuando la luna aparece tardía

en el horizonte ardiente carmesí de nuestras fantasías.

 

Oculta.

 

la melancolía disfrazada de sonrisa en la tristeza

indescifrable, velada a sus ojos, en tinieblas.

La esconde el ser humano, aun así, por el mundo,

sobre la hierba de los páramos del alma

su negrura atormentada erra,

¡como océanos de lágrimas congeladas!            

como puñados de margaritas secas.    

 

En una tumba vacía donde no queda nada

salvo el silencio de la misma nada que lo puebla.

 

Y así se hacen montañas y glaciares

de condenas que nos van cubriendo

acumulándose en el alma

quebrando la espalda, el sentimiento,

enterrando el sueño vaciado por el miedo.

 

y queda el camino oculto,

la senda libre del Ser,

el corazón enorme del hombre

bajo un blanco velo

que ni el cielo

tan cargado de esperanza

nos deja ver.

volvamos atrás

hacia atrás para buscarla

de nuevo

para volver a ser.

 

rompiendo

la pena del hombre que se consume

por el querer

la sonrisa que se quema

por el vampiro del ayer

y el cielo que se cubre

de nubes al amanecer

hagamos de la tristeza espuma

y del futuro primavera,

volvamos a empezar,

 

para creer.

 

 

 

 

                              Ort 2015

Acerca de orteguilla

Poeta, o lo sueña. Humanista, agarrado a un mastil de conocimiento como un naúfrago en un océano sin fin. Y músico, que mientras lo goza, lo intenta... Me gusta emborracharme de letras, pensar mientras la cerveza corre y Mozart suena, y cuando sale la Luna llena, huir por ser la presa, pero me atrapa y me devora, me sube a las estrellas y deja mis zapatos en la tierra. Al escribir, soy un poquito más libre, como una flor morada de cardo, que colina abajo rueda...

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